La página Las Cosas de Fernanda ha alcanzado los 23 mil seguidores en la plataforma Facebook. Se define como un espacio de “diversos” temas políticos y sociales, aunque el adjetivo parece quedarle tan ancho como una talla triple XL. Pero la pregunta que muchos se hacen es: ¿quién o quiénes están detrás de “Las Cosas de Fernanda” en la provincia de Cienfuegos?
Las publicaciones del sitio abarcan desde noticias locales hasta las más fofas victorias del gobierno y el PCC. No han faltado los ataques contra quienes critican o denuncian los problemas que afectan a la provincia, ni contra quienes disienten del régimen.
Ingenuamente, podría pensarse que tras este perfil anónimo se esconde una militante del Partido Comunista, postrada en su buró político para contrarrestar las “mentiras” que se lanzan contra la Revolución; que Fernanda es una vetusta revolucionaria que descubrió su guerra perdida y ahora patrulla el ciberespacio como toda cederista ejemplar.
Sin embargo, ningún dirigente o funcionario cubano —aunque a muchos el PCC les asigne una cuota de datos móviles— puede operar en internet con la soltura con que lo hace este perfil, especialmente al publicar fotos y videos de gran peso, algo difícil para el común de los mortales en Cuba.
La población cienfueguera, en su mayoría, sabe o intuye que se trata de un equipo de la Seguridad del Estado. Pero el asunto va más allá. Las Cosas de Fernanda es un grupo vinculado a las FAR que opera desde la sede provincial del MININT. Está integrado casi en su totalidad por hombres, a quienes muchos oficiales llaman en tono de burla las Fernanditas o las Fernandinas.
El trabajo de este equipo consiste en monitorear las redes sociales y contraatacar. Utilizan la crítica como método para tantear el estado de opinión de la población y funcionan además como refuerzo en las campañas de propaganda digital, en el conocido formato de “ciberclarias”.
El perfil de Fernanda, personaje central del grupo, es manejado por dos o tres oficiales, que se turnan en las publicaciones. Es fácil notar cuándo cambian de operador, observando la tipografía, el lenguaje y las expresiones utilizadas. Incluso se perciben inconsistencias en la caracterización del personaje: a veces vulgar y chusma, otras veces más contenida o diplomática, o bien con el tono agresivo de un miembro del buró político.
Comentarios
Publicar un comentario