Ante todo muchas gracias por concedernos esta entrevista, doctor. Vamos a comenzar por sus inicios. ¿Dónde nació usted?
Pues yo nací en el batey del Central “López Peña” del municipio Báguano de la oriental provincia de Holguín.
¿Sus padres estaban relacionados con la medicina?
Para nada, mi padre era obrero del central y mi madre ama de casa.
¿Qué lo motivó a estudiar medicina?
Bueno, mi madre siempre quiso que yo fuera médico y las casualidades también hicieron lo suyo, pues yo estaba estudiando en el pre allá por el año 62 y muchos médicos profesionales de aquel tiempo se habían ido del país a principios de la Revolución y la Crisis de Octubre. Eso motivó una necesidad de crear una convocatoria para estudiar medicina en La Habana por parte de la dirección del país y yo fui uno de los primeros en anotarme en mi localidad cuando supe de la noticia. Entonces al terminar el pre me fui a estudiar medicina en La Habana, en aquel tiempo donde único se estudiaba medicina era en La Habana.
¿Cuál fue la escuela?
Bueno, entré en el segundo curso de la recién creada Facultad “Victoria de Girón”. Los del primer curso ya habían iniciado en el año 63 y yo comencé en el 64. Allí estuve hasta el cuarto año. Los dos últimos años los hice en Holguín porque ya habían preparado una cede a nivel provincial y allí terminé mi sexto año. La verdad es que en La Habana éramos demasiados y no había capacidad en el hospital para tantos, éramos cerca de 800 estudiantes en aquel tiempo.
¿Sus inicios después de graduado?
Bien, pues me gradúo como Médico General en diciembre del año 69 y comencé a trabajar en el Central Fernando de Dios Tacajó que está en el mismo municipio de Báguano, a 20 kilómetros de Báguano y ahí estuve casi tres años como Médico General y cumplí con mi post graduado. Luego pasé al Lenin a hacer mi especialidad que es Ginecología y Obstetricia que fueron como tres o cuatro años y estuve como 5 años más trabajando como ginecólogo en el Hospital Lenin.
¿Cómo llega usted a Cruces?
Esa es una historia bastante larga, que trataré de resumir. Lo cierto es que mis padres conocieron a un matrimonio de ancianos que tenían a un hijo militar que, creo era capitán, se había casado con una muchacha en La Habana y habían tenido dos niños, pero resulta que el militar era hipertenso y muy enfermizo; y los ancianos querían permutar la casa de su hijo en La Habana para Holguín y así poder ayudar a su nuera (que no tenía parientes en la capital y quería acercarse a la familia de su esposo) en los cuidados de los niños y del militar que siempre estaba enfermo. Mis padres vieron la oportunidad de trasladarnos para una muy buena casa en La Habana con garaje y todo en Cubanacán y se pusieron de acuerdo para permutar todo pelo a pelo, pues mi casa también estaba en buenas condiciones. Entonces iniciamos todos los trámites y yo pedí un traslado para La Habana, pero no se daba traslado de Holguín para La Habana y entonces pedimos la ayuda de un Viceministro que era amigo de nosotros y tampoco pudo autorizar el traslado, pero me propuso que yo viniera para Cienfuegos, para a los 6 meses llevarme para La Habana. En definitivas yo vine para acá y al transcurrir tres meses, la permuta se cayó porque el Ejército tampoco le aprobaba el traslado al militar. Así fue como vine a parar aquí a Cienfuegos. Y después de eso traté de insistir, pero por diversas causas se me escaparon como tres traslados para La Habana. Ya esa idea de traslado, como es lógico, no pasa por mi cabeza.
¿Cuántos años dedicados a la medicina?
Mira, trabajé 51 años como médico desde que me gradué, de esos llevo 48 con mi especialidad como ginecólogo y no me pesaron en lo absoluto porque yo aprendí a amar mi carrera.
Algún caso en particular que marcó su carrera.
Recuerdo en el Post Graduado estando yo de guardia que llegó un muchacho de 24 años que era tractorista en unas condiciones muy delicadas. El caso es que el fue a cruzar un canal y se le volcó el tractor y cayó debajo del tractor. Los vecinos trataron de levantar en tractor con palos para salvarlo, pero cuando lo habían levantado un poco los palos de partieron y el tractor volvió a caerle encima. Llegó al policlínico más muerto que vivo. Entonces entre un enfermero ya de cierta edad y yo cerramos el cuerpo de guardia y empezamos a atenderlo. Sangraba por todas partes, por los ojos, por la nariz, por la boca. Todo indicaba que tenía fractura de cráneo y estaba en muy malas condiciones. En resumidas cuentas se le aspiró todo, entonces ya tenía presión, tenía pulso, empezó a respirar, pues al principio por las vías respiratorias era todo sangre. Atendiendo al muchacho, (le estoy haciendo una disección de vena, para pasar los líquidos a más velocidad) me tocan el hombro por detrás y me preguntan: ¿qué le pasó? Cuando yo miro hacia atrás veo que es el Director del Hospital que andaba de recorrido y comienzo a relatarle mi proceder. Pero cuando miro al otro lado me encuentro al Doctor Chávez que era el Director del Hospital Lenin, que era cirujano. Y me pregunta “¿y qué estás haciendo?” Le respondo: una disección de vena. Y me vuelve a preguntar: “¿Y la traqueotomía esa quién la hizo?” Le respondo: yo. Con dudas me dice: “¿Usted no piensa mandarlo para el Lenin?” Nosotros estábamos sesenta y pico de kilómetros de Holguín y le dije: Bueno, si mejora yo lo mando para Holguín, pero para que muera en el camino, no. Si considero que puede llegar vivo yo lo remito. El muchacho mejoró y lo mandé al hospital. Cuando llegó allí lo atendieron los neurólogos y lo operaron. Desafortunadamente no pudieron salvarlo, pero murió 6 horas después de operado. Ese caso no se me olvida jamás.
¿Cuál cree usted que ha sido la recompensa a una carrera tan larga?
Bueno, la recompensa es el deber cumplido, sentirse satisfecho por la labor realizada, cuando sales a la calle y el paciente te reconoce y te saluda con alegría. Es la satisfacción que siente uno de saber que ha hecho un bien a la humanidad.
Si no hubiera sido médico ¿cuál profesión le habría gustado ejercer?
Si no hubiera sido médico, yo habría sido médico de todas formas. No concibo mi vida fuera de la medicina.
Tres concejos para los que les interesa el mundo de la medicina.
Lo primero es ser buen estudiante, adquirir todo el conocimiento posible, porque no se hace nada con aprobar los exámenes si no se aplica todo lo aprendido en la práctica. Uno nunca sabe con qué síntomas va a aparecer un paciente y hay que estar preparado. Ser persistente, no mirar las horas de trabajo, no mirar sacrificios, ni fines de semana, ni días festivos en que uno debe dedicarse al trabajo y no a la vida personal.
¿Cuál debe ser la máxima de un galeno?
Olvidarse de uno y dedicarse a la humanidad. Como dice el dicho: Haz bien y no mires a quién. Encontrar satisfacción en eso.
¿Cómo le gustaría que lo recordaran?
Simplemente como un médico que cumplió con su deber y que atendió a la población con mucho placer y desinterés.
*Premio MOLINOS 2023 a la vida y obra dedicada al pueblo de Cruces.
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