No se mide ni evalúa una gestión por sus “propósitos” u “objetivos” teóricos, sino por sus resultados concretos. Cruces, lamentablemente, representa uno de los más dolorosos ejemplos del daño infligido durante décadas de mal (en peor) gestión de Gobierno sujeta a las decisiones UNICAS e INCUESTIONABLES de un partido comunista.
Gobernar requiere mucho de lo que tanto ha faltado: PROFESIONALIDAD, sensibilidad, capacidad de análisis y valentía. Porque reuniones de callados, monólogos de poder ni servidumbres ideológicas, casi siempre oportunistas, pueden solucionar los problemas de la sociedad civil.
Los mayores hablan con nostalgias de sus años jóvenes, de cómo se vivía, se trabajaba y se disfrutaban los sencillos placeres de vivir en una isla tropical en la que, “tras más de seis décadas de “ logros” y “victorias”, no hay pescado, no hay frutas, no hay viandas, no hay arroz, leche, ni siquiera pan para comer con aguazúcar. Porque tampoco azúcar hay.
De la otra parte, a nuestros niños y jóvenes tratan de adoctrinarlos desde la primera infancia cuando les enganchan un trapo en el pescuezo y los ponen a corear consignas que ellos no están en edad de asimilar.
Finalmente, lo peor no es lo mal que andamos en todos los órdenes, sino que hasta el derecho a trabajar duro para cambiar te lo quitan. Según ellos, TIENEN LA RAZÓN, EN TODO. Solo que la historia grita otra verdad y ha sido mal contada. Es tiempo de corregir esos desatinos. Saber que nadie lo hará por nosotros.
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