Peloteo en la venta de culeros desechables. Dicen que se acaban, mientras todavía quedan en el mostrador


Descaro y peloteo durante la venta de culeros desechables en Cruces. De pronto se acaban, mientras todavía quedan paquetes en el almacén por vender. ¿Cuál es el negocio que hay detrás de los culeros? Una cola se formó para comprar estos productos, que de pronto se acabaron. Sin embargo, una trabajadora de la tienda nos envió la foto de paquetes que aún quedaban. La respuesta del vice-intendente, el señor Aldo Sarduy, que se improvisa en el cargo, es que ya se habían acabado porque debieron repartirlo en el campo. ¿Y los que todavía quedan en el almacén? Más rápido se agarra a un mentiroso que a un cojo. Otra justificación del gobierno: “son para 28 niños enfermos”. Lo que sucede es que en esa cola, esperaban madres de esos 28 niños enfermos. ¿Hay algún negocio para facilitar la reventa en la calle de los culeros? ¿Lo mismo que la medicina, la comida, la gasolina y muchos otros etcéteras? Aldo Sarduy, amado y querido primo, usted me prometió que haría todo lo necesario y que estuviera a su alcance para cuidar a nuestro pueblo. Me prometió no llegar jamás a formar parte de esa crápula corrompida, que le quita el pan a los necesitados para cebar sus propios ombligos. Continúo depositando mi fe en tu buen corazón para poder abrazarte con honor, cuando pronto vuelva a verte. Porque pronto sucederá el fin de semejante desastre. Un servidor público, sirve al pueblo, pues a él se debe. A la hora que sea puede ser molestado y ha de estar dispuesto. Jamás puede maltratar, o cerrar la puerta en la cara a nadie que viene a reclamar. Solamente descansa, cuando la última queja o dolor es aliviada. Tiene la misma obligación de un médico cuando aparece a su puerta el enfermo; o la actitud de un pastor, cuando un alma llega en busca de consuelo. De lo contrario entonces no sea dirigente, ni asuma cargo con responsabilidad pública.

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