Una vecina de Santa Isabel de las Lajas ha denunciado públicamente las precarias condiciones del Policlínico Municipal, donde —según afirma— el personal médico y los pacientes deben alumbrarse con lámparas recargables debido a la mala gestión en el uso de la planta eléctrica.
De acuerdo con su testimonio, la planta solo se enciende entre las 9:00 a.m. y la 1:00 p.m., y luego de 12:00 p.m. a 6:00 a.m., lo que deja sin electricidad al centro en el horario más crítico, de 7:00 p.m. a medianoche. En esas horas, enfermeros y médicos atienden urgencias prácticamente a oscuras.
La denunciante responsabiliza directamente a la directora del policlínico, quien —asegura— habría impuesto ese horario mientras disfruta de fluido eléctrico constante en su vivienda, situada detrás del propio centro.
“Esto no es una amenaza, es una advertencia”, concluye su mensaje, en el que insta a las autoridades a revisar con urgencia la situación antes de que el pueblo, cansado del abandono, “tome las reglas por sí mismo”.
La denuncia refleja un sentimiento extendido de indignación y desconfianza hacia la gestión institucional, en un contexto donde los servicios básicos en Cuba —desde la salud hasta la energía— se encuentran cada vez más deteriorados.
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