Dos atentados ocurridos con pocas horas de diferencia en India y Pakistán han reactivado el temor a una escalada entre ambas naciones.
En Nueva Delhi, una explosión cerca del Fuerte Rojo dejó al menos ocho muertos y varias decenas de heridos. El gobierno indio calificó el hecho como un ataque terrorista y analiza posibles vínculos con grupos activos en Cachemira.
Un día después, un atentado suicida frente a un complejo judicial en Islamabad provocó al menos doce fallecidos. Las autoridades paquistaníes acusaron a India de estar detrás del ataque, una afirmación que Nueva Delhi rechazó de inmediato.
La coincidencia de ambos hechos agravó la desconfianza entre dos países que ya mantienen una relación marcada por disputas territoriales y tensiones militares. Analistas advierten que cualquier paso en falso podría provocar una nueva crisis regional.


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