Una ola de disturbios sacudió la capital irlandesa tras conocerse la agresión sexual a una niña de 10 años, presuntamente cometida por un solicitante de asilo alojado en un hotel de Dublín.
Miles de personas se concentraron frente al establecimiento donde residían migrantes y la protesta derivó en enfrentamientos con la policía. Se lanzaron piedras, botellas y fuegos artificiales, y un vehículo policial fue incendiado.
Las autoridades condenaron los hechos y advirtieron que la violencia no puede ser utilizada como respuesta. El episodio ha reavivado el debate sobre la política de acogida de solicitantes de asilo en Irlanda y el aumento de las tensiones sociales vinculadas a la inmigración.
Reporte de AP
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