El precio que están dispuestos a aceptar los policías cubanos para reprimir con golpes a la gente


Una botella de aceite, es el precio que están dispuestos a aceptar los policías cubanos para reprimir con golpes a la gente. En esa fila de miseria moral ha caído todo aquel comprometido con la dictadura cubana, desde un dirigente hasta el chivato de la cuadra que recibe las migajas más asquerosas del sistema. Basta un pan más, un pedazo de pollo maloliente o alguna librita de carne como incentivo para exterminar. Los miembros del PCC y sinvergüenzas del poder popular reciben hasta una recarga en sus teléfonos móviles. Para muchos es difícil entender cómo un ser humano es capaz de vender su alma a un precio tan bajo. No me sorprende. ¿De dónde han salido esos seres? ¿Quiénes ocupan los cargos en el poder popular, en la policía o deambulan con un palo en la mano para silenciar? Gente que hace unos días dormían en un piso de tierra; brutas del interior de un campo que les dieron un cargito y ahora se creen directoras; personas con un gran nivel de mediocridad, moralidad dudosa, limitada capacidad mental, en resumen: saco de incompetentes sin ningún talento en la vida, rodeados de gran miseria y que prefieren agarrarse al salvavidas que le brinda el régimen cubano, aunque ese salvavidas sea una jaba con algunos huesos sin carne o una botellita de aceite. No se les puede pedir más.
 

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