Cuba, sin miedo al cambio


Muchos tienen incertidumbre sobre el futuro, pero no hay nada que temer a un cambio en Cuba. La libertad nos beneficiará a todos, porque no existirá un estado que excluya, determine o retenga el potencial de cada ser humano en nuestra isla. Tenemos la percepción errónea que una economía capitalista perjudica a los más pobres, pero en una sociedad abierta, precisamente los más desfavorecidos son quienes más rápido reciben el beneficio de la riqueza. Si no fuera cierto, todos los países del mundo replicarían el actual modelo económico de Cuba. Miles y miles de latinoamericanos hubieran hecho sus maletas y estarían viviendo en la isla, pero no es así. Solamente un país de América se atrevió a imitar ese sistema, y ya sabemos el precio tan terrible que están pagando todavía sus ciudadanos. 

En una sociedad abierta, libre y democrática circula la prosperidad. Quien planta un negocio y desea sacarle fruto, desencadena múltiples efectos positivos: da empleo, contrata servicios, protege la calidad de sus productos, reforma las condiciones de trabajo, de distribución, incentiva la creatividad, alimenta la competencia, porque donde un emprendedor no encuentra, otros hallarán. 

Un cambio en Cuba beneficia incluso las pensiones de aquellos que ya se retiraron y no pueden volver a trabajar. Porque una vez que permitamos el regreso inmediato de todos nuestros compatriotas del exilio, que abramos las fronteras a todo aquel que guste invertir en nuestro país, demos asesoría técnica, entrenamiento y crédito financiero a nuestros nacionales con una iniciativa de emprendimiento, comenzará a florecer el tesoro público.

Tendremos medios de prensa completamente independientes en cada pueblo, en cada provincia y a nivel nacional, que estarán al asecho de los acontecimientos, prestos al debate, a los contrastes de la verdad. Y cuando un corrupto se haga el astuto, un ciudadano no sea servido correctamente por una institución pública, ocurra algo injusto que requiera la atención de todos y no la exclusión, allí estará la prensa al servicio de todos. Pero mucho más, estará lo fundamental en ese cambio que necesitamos: una constitución democrática, para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual y colectivo y la solidaridad humana. Un cambio en Cuba es posible; ganamos todos.

Compartir:  

Comentarios