Manicaragua vuelve a encender las alarmas. Según reportes comunitarios, desde el lunes se han registrado 24 fallecidos en todo el municipio, una cifra inusual que ha puesto bajo tensión a los servicios fúnebres locales.
La situación se agrava por las demoras en los entierros: varios cuerpos han permanecido más de 36 horas en las funerarias sin condiciones de refrigeración adecuadas, lo que ha obligado a realizar inhumaciones nocturnas debido al estado de descomposición. Vecinos de Seibabo y de la cabecera municipal aseguran que los cadáveres “comenzaban a despedir hedor”, lo que precipitó entierros de urgencia. Familias y residentes denuncian que el sistema funerario está colapsado, sin recursos suficientes para manejar un incremento repentino de defunciones.


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