Un charco de aguas sucias tiene a todo el mundo loco en Cruces


Aparece un nuevo río en el municipio de Cruces que muy pronto figurará en los libros de geografía como El río de la Peste. Y si los sonsos del gobierno local no se espabilan, el lago se va a convertir en ciénaga. Realmente tenemos delante una fosa pública, especie de aliviadero fecal convertido en la letrina de la calle Camilo, en Pueblo Nuevo. El problema de esta cisterna, cada vez más grande, es que esparce su aroma pestilente a todos los habitantes de la zona, además de ser un foco letal para todo tipo de enfermedades. ¿Hasta cuándo? No hay quien viva inhalando esos olores, se quejan los vecinos. Frente este lago de excrementos vive una señora mayor de edad que sufrió un infarto cerebral, cuya calidad de vida, además de las secuelas dejadas por el accidente, va en detrimento por tener que sufrir esos vahos nauseabundos. ¿Por qué no le dan a la gobernadora de Cienfuegos un recorrido por este paisaje? ¿Por qué el poder popular no comienza a celebrar sus actos de victoria al pie de este pantano? ¿Es tan difícil traer un poco de tierra para nivelar la depresión de este camino, hacer canales y diseñar un desagüe adecuado para cuidar a nuestros crucences? Evitamos enfermedades y muertes cuando contribuimos a la felicidad. No es cuestión de dar la espalda simplemente porque este charco albañal no está frente a nuestras casas. Germen que sale de aquí, pega a todos por igual. 

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