64 años de atraso irreversible


Ayer pasó a recogerme un taxi sin conductor en el volante. El coche sabía dónde estacionarse y tenía la paciencia necesaria para esperar y reconocer al pasajero. Más deslumbrante fue cerrar la puerta y ser llevado al destino solicitado sin ninguna intervención humana, sin ningún peligro. El futuro ha llegado para algunos. En medio de la experiencia del viaje algo más pavoroso me sobrecogió, y fue pensar en los 64 años de atraso que tiene Cuba en relación con el mundo. Sin embargo, si analizamos bien, no son 64 años de atraso, sino una involución que puede remontarse a siglos. Por ejemplo, la economía actual de Cuba es peor que la de 1898. La población se ha diezmado. El territorio es prácticamente inhabitable, en las condiciones actuales. Hay analfabetismo, y la sociedad sufre un daño antropológico que tomará tiempo en revertir. Si mañana se cayera la dictadura cubana y esa isla se abriera verdaderamente al mundo, quien traslade su empresa a Cuba enfrentaría un sin fin de problemas, entre ellos: el entrenamiento y la capacitación. Suena pesimista, lo sé. Pero al final del viaje, un golpe de esperanza me puso a pensar. Otros países han salido de las ruinas como el caso de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial; Irlanda por ejemplo, que en 1980 era uno de los países más pobres de Europa y hoy disfruta de una de las economías más dinámicas de la región. Cuba también puede vivir el milagro. Pero depende de la voluntad que sus políticos depositen en el bien común. Será determinante el regreso de todos los cubanos esparcidos por el mundo, para que contribuyan a la reconstrucción de un nuevo país y el compromiso de un gobierno libre y democrático para garantizar una prosperidad sostenible para con su pueblo. El cubano no es bruto. Aprendemos rápido y somos fáciles de motivar. Sabemos adaptarnos y, como dice el refrán, nos colamos hasta por el hueco de una aguja. La esperanza está en nosotros mismos. 

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