Cuba implementa otro experimento en el sistema de ventas


Para nadie es un secreto el trato preferencial que la dirección del país le destina a los ciudadanos de La Habana desde siempre para la distribución de bienes y servicios. La máxima Martiana de "Con todos y para el bien de todos" no se aplica para el resto del país y posterior a los sucesos del 11 de Julio está diferenciación ha aumentado. El ejemplo más evidente es el de las afectaciones eléctricas donde hacen todos los esfuerzos para no apagar ni un solo circuito de los municipios capitalinos, (mientras desangran en las tinieblas a las demás provincias) y el otro es es el de la distribución de una canasta básica más generosa y variada con los demás productos de primera necesidad. Para que alguien del interior pueda conseguir en el mercado negro un simple pomo de aceite (por poner un ejemplo) no le queda más alternativa que dirigirse a La Habana donde se saca a la venta periódicamente y los coleros se dan el atracón comprando y acaparando. A la dirección del país no le preocupan las necesidades de las demás provincias. Aún tiene en la memoria los carros patrulleros bocarriba y la lluvia de piedras a los policías. La Habana ha sabido ganarse ese respeto perdiendo el miedo, ese trato priorizado deja claro que cuando el Gobierno ve el peligro cerca comienza a medir sus pasos. Pero a partir de este primero de diciembre algo va a cambiar, pues en la capital un nuevo sistema de venta de productos liberados, comenzará a funcionar controlados en los propios mercados de tiendas TRD y Caribe, pero organizados los núcleos familiares por bodegas.
Luego de consultas realizadas, se decidió empezar paulatinamente la instrumentación de esta nueva medida, con el fin de que cada núcleo familiar reciba estos productos de forma más equitativa y organizada, a partir de controles, libretas de abastecimientos, torpedos, números consecutivos y otros mecanismos existentes en las bodegas.
Cada cual sabrá el día y el lugar que le toca comprar, de manera que se eviten las extenuantes colas y los individuos que se aprovechan de la actual situación para actuar de manera abusiva.
Este sistema ya se ha empleado en otras regiones del país pero con una ración mucho más reducida. Está claro que todos no tiene los mismos derechos, aquí la distribución se organiza a través de ciclos de ventas, los núcleos hasta ocho (8) integrantes se les vende 5 kg de pollo, 2 pomos de aceite, 4 tubos de picadillos, 1 kg de detergente y 2 paquetes de salchichas; esta cifra se duplica para los núcleos de nueve (9) a 16 integrantes y se triplica de 17 en adelante. Comenzarán por algunos municipios para ir probando poco a poco la reacción del "temido criterio" de los habaneros. Lo preocupante es que esto pudiera deprimir la oferta del mercado negro, donde las personas de provincia logran comprar en La Habana los productos acaparados.
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