Cierran las fiestas en Cruces


La fiesta terminó con su característico olor a meao. Al menos los más jóvenes pudieron desconectar de la realidad, tomarse un trago de ron y bailar con el Dibu que, según las fuentes, tenía esa noche a todo el mundo loco. Cantó un poco de cada cosa, cerrando al final con 4 temas mexicanos y unas piruetas que no eran de este mundo. ¡Hay que entender el arte! Los crucences que reciben de su familia en el exterior al menos 50 dólares al mes, se aventuraron al prado. Ofertas encontraron, sólo que a precios de satélite. No sabemos qué tajadas habrá sacado el gobierno local de esta tregua con los cuenta propias locales, ni qué pérdidas o ganancias supuso el evento para los mismos. Lo único que podemos afirmar es que los recolectores de materia prima han tenido una noche abundante. Falta el testimonio de la gente, lo que vivió o dejó de disfrutar. Fue una pausa para muchos, al menos un suceso eventual para otros. Mientras alguien barre los desperdicios de la fiesta, regresa la rutina a la vida de sus habitantes, ahora ya sin música estridente ni el Dibu dando vueltas sobre el escenario. En unos días lo vamos a extrañar.  

Compartir:  

Comentarios